Hace un mes, la Iglesia recibió la noticia de que el Colegio de Cardenales había elegido al nuevo Sucesor de San Pedro, el Papa León XIV. Sus primeras palabras al salir a la logia central de la Basílica de San Pedro fueron “!La paz este con ustedes!” y continuó “sin miedo, unidos, tomados de la mano con Dios y entre nosotros sigamos adelante. Somos discípulos de Cristo. Cristo nos precede.”
Me detengo en las siguientes palabras del Papa León XIV “Sigamos adelante”, y para esto se necesita la pasión por la evangelización, o el celo apostólico, un tema que el Papa Francisco tocó en el 2023 a través de una serie de audiencias generales que quisiera expandir, profundizar y que considero algo relevante para nuestros tiempos y para esta Iglesia local.
La Iglesia nace apostólica y misionera, su esencia es evangelizar, pero evangelizar no es lo mismo que hacer proselitismo, y esto es clave para que todo discípulo de Cristo conozca y comprenda. Pero, “¿qué es proselitismo?” su término etimológico es (proselytos) del griego, que significa “convertido”, y esto se entiende como el esfuerzo de ganar adeptos o seguidores a una causa, ya sea ideológica o religiosa. Entendiendo esto, podemos comprender que es muy lamentable cuando grupos o apostolados dentro de la Iglesia tienen actitudes o comportamientos proselitistas solamente para hacer crecer seguidores y encausarlos solo para su iniciativa y no para la edificación del Reino de Dios.
Entonces, ¡si la evangelización no es proselitismo! ¿entonces que es la evangelización? Es más que una simple transmisión doctrinal y moral, es ante todo como lo explicaba San Papa Pablo VI “dar testimonio del encuentro personal con Jesucristo”. Evangelizar no es transmitir una doctrina o una ideología sobre Dios, es mas bien “transmitir a Dios que se hace vida en mi”, es “anunciar a Jesús de Nazaret y lo que ha hecho en mi vida”, y acompañarla con una fe profesada.
En pocas palabras, el testimonio de vida no puede prescindir de la coherencia entre lo que se cree y lo que se anuncia y vive, ha esto le llamamos lo que se conoce como hipocresía. Cuantas veces escuchamos que tal persona va a Misa o se la pasa en retiros, pero vive así o así, o de tal manera, y no demuestra coherencia con lo que hace y cree. Para ilustrar este punto sobre la incoherencia, recuerdo que, a mediados del año 1988, se escuchaba un nuevo cantautor llamado Ricardo Arjona, su canción, “Jesús es Verbo no sustantivo” y un fragmento que decía:
“De mi barrio la más religiosa era doña Carlota. Hablaba de amor al prójimo y me ponchó cien pelotas.”
Seguir adelante como el Papa Leon XIV pide, requiere armonía de vida, es hacer un examen interior y preguntarse, ¿creo lo que en verdad anuncio?, y esto que anuncio ¿lo vivo realmente? Y esto que vivo realmente ¿lo comparto con otros para que crean? Evangelizar es vivir el camino de santidad de la cual Dios me invita hacer en mi vida, y compartirlo dando testimonio con mis acciones hacia los demás.
Es permitir que el Espíritu Santo impulse mi vida a una autentica y nueva evangelización.
Adrian Alberto Herrera es director asociado para la Oficina de Evangelización y Catequesis en la Arquidiócesis de Galveston-Houston.
(CNS photo/Lola Gomez)